En un rincón olvidado de Torrijos, una pequeña y oscura fábrica conocida como Brillantes Eternos S.A. albergaba un terrible secreto. Esta fábrica producía purpurina de la mejor calidad, famosa por su intenso brillo y durabilidad casi mágica. Pero lo que nadie sabía era el origen siniestro de su éxito.
El Secreto de la Purpurina
La purpurina producida por la fábrica tenía una peculiaridad: no se desgastaba como la convencional. Cada partícula brillaba como si contuviera un fragmento de alma, y de hecho, así era. Los dueños de la fábrica, un grupo de alquimistas codiciosos disfrazados de empresarios, habían descubierto años atrás un método oscuro y prohibido para mantener la calidad insuperable de su producto. Este método involucraba la extracción de la creatividad y los sueños de jóvenes con pocos recursos económicos.
Cosechando Ideas
En las noches más silenciosas, los alquimistas de la fábrica enviaban pequeños dispositivos con forma de luciérnagas mecánicas a las viviendas de Torrijos. Estos artefactos, sigilosos y brillantes, buscaban jóvenes que soñaban despiertos mientras enfrentaban la adversidad económica. Las luciérnagas se posaban en ellos, absorbiendo sus ideas creativas, sus aspiraciones y los fragmentos más brillantes de su imaginación.
Al amanecer, los jóvenes despertaban sintiéndose extrañamente vacíos, como si hubieran perdido algo valioso que no podían identificar. Sus sueños de convertirse en artistas, escritores o inventores se esfumaban, y su energía creativa quedaba atrapada en la purpurina.
El Ciclo de la Maldición
Cada bote de purpurina producido en la fábrica contenía el destello de cientos de sueños robados. Mientras más brillaba, más pesaba la carga de las vidas alteradas. Los alquimistas se alimentaban de esta riqueza, vendiendo sus productos a precios exorbitantes, y los artistas y diseñadores de todo el mundo compraban la purpurina sin saber que sus obras estaban impregnadas de sueños ajenos.
La Rebelión de los Soñadores
Todo cambió cuando un joven llamado Diego, un talentoso dibujante que había perdido su inspiración de la noche a la mañana, comenzó a investigar. Diego notó que las noches en las que sentía ese vacío coincidían con el paso de luces extrañas por las ventanas de su casa. Reunió a otros jóvenes afectados y juntos rastrearon las luciérnagas hasta la fábrica.
Con valentía, irrumpieron en la fábrica y descubrieron el proceso alquímico que convertía sus sueños en purpurina. Sin embargo, los alquimistas los estaban esperando. Una batalla inesperada se desató entre los jóvenes y las fuerzas mágicas de los dueños de la fábrica.
El Fin del Brillo Oscuro
En un acto de sacrificio, Diego usó los últimos fragmentos de su creatividad para crear un dibujo en el aire, una puerta mágica que absorbió todo el poder oscuro de la fábrica. Los alquimistas fueron atrapados en su propia creación, y la fábrica colapsó, liberando los sueños y las ideas robadas.
Los jóvenes recuperaron su creatividad, y aunque las cicatrices de la experiencia quedaron, la purpurina maldita dejó de existir. Desde entonces, en Torrijos, los jóvenes se reúnen en talleres comunitarios para proteger y compartir sus sueños, asegurándose de que nadie pueda volver a robárselos jamás.
Y si alguna vez ves purpurina que brilla de forma demasiado intensa, recuerda esta historia: no todo lo que reluce es oro, ni todo lo que brilla está libre de sombras.